Juan 10:22-42
Jesús esta en Jerusalén, en el sector del Pórtico de Salomón, pórtico ubicado frente al Monte de los Olivos y donde luego de su muerte se Reunirían los discípulos hechos 3:11.
Debemos recordar que el rey Salomón, edificó un majestuoso templo para Dios. Muchos años después, este templo fue destruido por Nabucodonosor, rey de Babilonia. El pórtico se llamaba “de Salomón” porque fue la única parte del templo que quedó en pie después de la destrucción.
Era Invierno, así que posiblemente Jesús sentía el frió propio de la Época, pero había un frió mayor, un frió en el corazón de los Judíos.
Se celebraba la fiesta de la Dedicación, una celebración en la que se conmemoraba el restablecimiento del Rito religioso Judaico por Judas Macabeo en el año 164 a. C. después del sacrilegio cometido por Antíoco Epífanes., hoy día esta fiesta es conocida como el Hánukka, Ésta se celebraba, y se celebra hasta el día de hoy el 25 del mes Quisleu (en nuestro calendario es Noviembre a Diciembre). Esta corresponde, más o menos, a nuestra celebración de Navidad.
Los Judíos Incrédulos querían que el les Dijera si el era el Cristo.
Jesús Ya lo había dicho y las Obras que el hacía Glorificando al Padre confirmaban esta Declaración, pero ellos aun así se negaban a Creer, Ellos no eran de sus Ovejas.
¿Como es una Verdadera Oveja del Señor?
- Cree en Jesús vs.26
- Oye su Voz Vs.27
-Le Sigue Vs.27
¿Que Podemos saber de Jesús y de Nuestra seguridad de Salvación por este Pasaje?
Podemos estar seguros de nuestra salvación porque:
(1) Jesús nos conoce “yo las conozco” Él lo sabe todo: quienes somos, como nos llamamos y que hicimos. Por eso el nunca cambiará de idea sobre nosotros por lo que otros digan o piensen
(2) Nos garantiza la vida eterna: “Y yo les doy vida eterna”. No es algo que nosotros podemos adquirir o ganar. Jesús dijo “Yo les doy”. Nunca dijo “ellos se ganaron”.
(3) Nos garantiza estabilidad “y no perecerán jamás”. La palabra perecer puede traducirse también “no se perderá jamás” o “no se arruinará jamás”
(4) Nos garantiza seguridad: “y nadie las arrebatará de mi mano” o “nadie podrá quitarlas por la fuerza de mi mano” Por eso el apóstol Pablo dijo que “ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente ni lo porvenir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Seños nuestro”
(5) Nos garantiza una doble seguridad: “y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre” Es como un doble candado o doble llave de seguridad. Esto significa una seguridad en grado superlativo y absoluto, como nadie en todo el universo puede dar, solo Dios.
Cuando Jesús dijo “Yo y el Padre uno somos” entendieron demasiado bien lo que les estaba diciendo: que él era igual a Dios. Por eso inmediatamente levantaron unas piedras para matarlo allí mismo. Pero Jesús, sin perder la calma, les dio tres razones que hicieron caer las piedras de sus manos.
(1) El argumento del absurdo o de la sinrazón. “Muchas buenas obras os he mostrado de mi Padre; ¿por cuál de ellas me apedreáis?” Podría ser un acto justo matar al que hizo algo malo, pero es absurdo matar a alguien porque hizo algo bueno. Por eso Jesús les preguntó “¿Por qué buena obra me apedrearán?”
(2) El argumento bíblico “¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois?” Para Jesús, la ley era todo el Antiguo Testamento, por eso toma esta cita del Salmo 82 donde la palabra “dios” o “dioses” se aplica a los jueces. “Dios está en la reunión de los dioses (jueces); en medio de los dioses juzga. ¿Hasta cuándo juzgaréis injustamente, y aceptaréis las personas de los impíos? Defended al débil y al huérfano; haced justicia al afligido y al menesteroso. Librad al afligido y al necesitado, libradlo de mano de los impíos. ...Yo dije: Vosotros sois dioses, y todos vosotros hijos del Altísimo; pero como hombres moriréis, y como cualquiera de los príncipes caeréis” Según este argumento, si Dios llama “dioses” a unos hombres porque tienen la función de juzgar en lugar de Dios ¿por qué se pretende matar al que está de acuerdo con Dios al autodenominarse Hijo de Dios? ¿No deberían matar al que escribió en la Biblia que los jueces eran dioses, cuando en realidad eran solo hombres? ¿estaba acaso Dios blasfemando contra sí mismo?
(3) El argumento de la inmutabilidad de las Escrituras. Entre paréntesis Jesús aclaró “y la Escritura no puede ser quebrantada”. Es decir, no puede ser destruida, derribada, porque no coincide con lo que nosotros pensamos. De esta manera Jesús estableció a las Escrituras como el árbitro de toda discusión. Un árbitro al que no se le puede discutir o cuestionar. Las Sagradas Escrituras no cambian porque son inmutables.
Para Jesús, sus obras determinaban la validez de su enseñanza. “Mas si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras”. Para Jesús las obras tienen mayor peso que las palabras. Toda la enseñanza cristiana debe ir acompañada de buenas obras, porque “la fe sin obras es muerta”. Por eso, también deberíamos decir lo mismo que Jesús “aunque no nos crean a nosotros, crean a las obras que hablan por nosotros.”
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