octubre 04, 2010

Devocional del 04 de Octubre


Mateo 9:35-38

Jesús hacía permanentemente cuatro cosas:
a. Recorría todas las ciudades y aldeas:
Jesús caminó por cada calle, cada sendero, por dentro y por fuera de cada lugar cumpliendo con su misión.

b. Enseñaba en las sinagogas:
“Instruir, adoctrinar, amaestrar con reglas y preceptos. Dar advertencia, ejemplo o escarmiento que sirve de experiencia y guía para obrar en lo sucesivo.

c. Predicaba el evangelio del reino:
proclamar, es decir, publicar en alta voz una cosa para que la sepan todos.

d. Sanaba a los enfermos.

La visión de una multitud desamparada y dispersa produjo en Jesús una profunda compasión. En griego dice literalmente “se le enternecieron las entrañas” o “tuvo lástima”. En otras palabras: sintió un cariño entrañable por la gente.

Las ovejas dependen del hombre para sobrevivir. No tienen garras ni dientes para atacar o defenderse, son lentas para correr, no saben construir refugios ni cuevas, no tienen sentido de orientación y se pierden con facilidad. Pueden ser fácilmente atacadas por los depredadores, también por los insectos que se introducen en sus fosas nasales y suben al cerebro volviéndolas locas y por enfermedades si no tienen una dieta balanceada, pueden quedar postradas, sin poder levantarse por sí mismas.


Se llama “mies” al tiempo de la siega y cosecha de granos. También los sembrados reciben el nombre de “mies”.

Jesús podría continuar con la misma imagen diciendo: “A la verdad la grey (manada de ovejas) es mucha, mas los pastores pocos. Rogad, pues, al Señor de la grey que envíe pastores a su grey.” Pero cuando pensó en la tarea prefirió el modelo de trabajo en equipo. Los pastores generalmente son solitarios, en cambio los cosechadores se nuclean en grupos y cantan mientras trabajan, y al final hacen una gran fiesta. Por eso, cuando nos referimos a la tarea de la evangelización, el discipulado y la consolidación de los nuevos creyentes, debemos tener en cuenta que ésta no es la tarea del pastor, como hombre solitario del cual dependen todos, sino de un equipo. Este es el sentido que le da el apóstol Pablo cuando escribió que Dios: “constituyó a unos apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio...” (Efesios 4:11:12) Los que ha constituido son los entrenadores de la iglesia (los santos) para que realicen eficazmente la obra del ministerio. Jesús podría quedarse solo, pero prefirió formar un equipo de 12, a la vez, estos doce siguieron formando a otros, porque entendieron que la “mies es mucha” y con pocos obreros, poco se puede hacer.

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