octubre 09, 2010

Devocional del 09 de Octubre


Mto.14:22-33, Mrc 6:45-52, Juan 6:16-21

No siempre es fácil encontrar tiempo para orar a solas y menos cuando uno está rodeado de una multitud y continuamente acompañado por sus colaboradores. ¿Qué hizo Jesús en estas circunstancias?

(1) Alejó a sus discípulos. “hizo a sus discípulos entrar en la barca”. Literalmente dice “obligó (ordenó) a sus discípulos a subir a la barca. e ir delante de él a la orilla opuesta” Posiblemente ellos querían quedarse a su lado, pensando que le estaban haciendo un favor con su compañía.
(2) Despidió a la multitud. Así dio por terminada la reunión. Pero tuvo que quedarse un tiempo más porque probablemente muchos vendrían a él para darle las gracias y decirle algo antes de irse.
(3) Buscó un lugar solitario. “subió al monte a orar aparte” o “en privado”. La expresión “a orar” está en aoristo en griego, esto indica la urgencia.

Jesús comenzó a caminar a la “cuarta vigilia de la noche”. La cuarta vigilia abarcaba desde las 3 a las 6 hs. de la noche. La Nueva Biblia Española traduce directamente “de madrugada”. Si esto ocurrió durante el verano (porque antes de la multiplicación de los panes Jesús hizo sentar a la gente sobre la hierba verde) se hizo oscuro aproximadamente a las 20.00 a 20.30 hs. y fue en ese momento que se quedó solo en la montaña. Si reducimos al máximo el tiempo que dedicó a la oración, debemos pensar que oró unas 6 horas (desde las 21 a las 3). Pero si Jesús vino a sus discípulos antes que amaneciera y le damos más tiempo, tendríamos que admitir que estuvo orando desde las 20.30 hasta las 5.30 hs. en total: 9 horas.

¿Cómo trata Jesús el miedo que sentían sus discípulos?
Cuando Jesús oyó sus gritos, inmediatamente los tranquilizó diciendo: “Animo, yo soy, no tengan miedo” (NBE) Cualquiera que sean nuestras circunstancias donde tengamos miedo, la presencia de Jesús siempre trae tranquilidad, confianza y paz.

¿Qué provocó el hundimiento de Pedro?
En primer lugar, Pedro dejó de mirar a Jesús y dirigió su mirada al efecto del vientos sobre el lugar “al ver el fuerte viento,”
En segundo lugar, el miedo lo dominó: “tuvo miedo”
En tercer lugar, dudó. “¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?”

Marcos nos dice que cuando Jesús subió a la barca, se calmó el viento. Los discípulos se asombraron en gran manera “porque aun no habían entendido lo de los panes, por cuanto estaban endurecidos sus corazones.”.
La expresión en griego podría traducirse también que estaban “insensibles, duros, obstinados”.
Cuando el corazón está duro, es decir, cuando uno se vuelve obcecado, insensible u obstinado, no entiende nada. Jesús multiplicó los panes y los peces, sin embarco, los discípulos se quedaron en el mismo nivel que tenían antes. Si hubieran creído en la divinidad de Jesús, no se habrían sorprendido que caminara sobre el mar ni que ante su presencia en el barco el viento se calmara.

Si Jesús, siendo el Hijo de Dios, tuvo necesidad de pasar mucho tiempo a solas en oración, ¿cuánto más nosotros?

Hebreos 13:5-6 “Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre.”

Salmo 4:8 “En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado.”


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