septiembre 01, 2010

Devocional del 01 de Septiembre



Mateo 5:1-12, Lucas 6:17-26

En muchos dibujos y aun en películas aparece Jesús diciendo estas palabras a una gran multitud, cuando en realidad se dirigió solamente a sus discípulos. El texto de Mateo dice “Viendo la multitud, subió al monte”. Como huyendo de la multitud subió a la montaña para estar a solas con los discípulos. Lucas lo dice más claramente: “Y alzando los ojos a sus discípulos, decía...”

Bienaventurado (en griego makários) significa “dichoso, feliz, bendito”. En el Nuevo Testamento se describe a Dios con esta palabra: “la aparición de nuestro Señor Jesucristo, la cual a su tiempo mostrará el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores.” (1 Timoteo 6:14b,15).

Pobre de Espíritu: Se puede decir que la persona “pobre en espíritu” está desprovista o carece de sustento espiritual propio de tal manera que depende absolutamente de Dios. Jesús dirige estas palabras a aquellos que “habiendo dejado todo, le siguieron”. Eran pobres económicamente y eran pobres en espíritu. Mateo señaló el valor de un espíritu educable, dispuesto a aprender, es decir, el valor de aquellos que por no estar satisfechos con lo que sabían, se consideraban pobres. Y Lucas señaló a aquellos que por seguir a Jesús se empobrecieron materialmente. Ambos son bienaventurados. Reciben la felicitación porque su situación cambiará, no solamente porque el reino de Dios les pertenece sino porque serán saciados.

Los que Lloran: Salmo 126:5-6 “Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas.”
Para entender lo que Jesús dijo debemos tener en cuenta el contexto. El no se refirió a todos los que lloraban sino a los que lloraban llevando la palabra de Dios, orando con lágrimas por los perdidos, perdonando a los que los ofendían y perseguían, porque se está refiriendo a aquellos que acababa de elegir como apóstoles para “enviarlos a predicar”

Los Mansos: Jesús cambió las condiciones para heredar la tierra. Hasta ese momento, los aguerridos, los fuertes y duros obtenían por la fuerza lo que querían. Pero Jesús les dijo que los apacibles “recibirán la tierra por heredad”. Sin armas, sin gritos, sin órdenes ni conquistas violentas, sin imposiciones, sino en paz y tranquilidad la tierra será suya.

La justicia: significa “lo que Dios demanda; lo que es recto o justo o bueno. Rectitud, integridad. Es la acción de Dios de hacer al hombre acepto ante Dios.” Estar hambriento y sediento para que se hagan bien las cosas, para que se hagan con rectitud e integridad, para que se hagan conforme a la voluntad de Dios, de tal manera que los hombres sean aceptados por Dios, ESTO ES JUSTICIA.

La misericordia es la inclinación para compadecerse del dolor y los problemas de otros.
Limpio Corazón: Se decía que el corazón estaba puro o limpio cuando no tenía mezcla. Era sincero, íntegro, limpio de pecado, limpio de otros intereses que no sean los intereses de Dios.
Los pacificadores son los que entran en acción cuando hay conflictos, discordias o guerras. Su trabajo es reconciliar a los que están enemistados o en desacuerdo.
Vituperar es “hablar mal de una persona para rebajarla o desacreditarla.” En griego la palabra empleada aquí significa también “insulto” “burla” “deshonra”.
Si somos agredidos injustamente por causa de Cristo, si nos persiguen, aborrecen o rechazan; si se burlan o nos rebajan mintiendo y hablando mal de nosotros, debemos mirar más allá, al premio que recibiremos. “Estén alegres y contentos porque Dios les va a dar una gran recompensa”

Podemos quedar confundidos con estos “ay” de Jesús si no tenemos en cuenta que Dios no está en contra de los ricos, ni en contra de los que están consolados, ni de los que ríen, porque Abraham fue un hombre rico y fue llamado amigo de Dios, lo mismo podemos decir de Isaac, Jacob, David y muchos más, porque fue Dios mismo quien los enriqueció y el no cambia. El mismo dijo que había venido para que tengamos vida en abundancia. Entonces ¿por qué estos “ay”? Porque están referidos al entrenamiento que Jesús estaba dando a sus discípulos, que en ese momento estaban sobrellevando la carga de la pobreza, la insatisfacción, la aflicción y la mala fama. Estaban mal posicionados frente a los poderosos, los ricos, los que se reían de ellos, los que recibían los elogios y el apoyo de todos. Por eso Jesús quiso plantar en ellos un pensamiento de fe y esperanza. Por eso los llamó “bienaventurados” aunque en la apariencia no tenían nada de bienaventurados. Por el contrario, sus enemigos parecían bienaventurados y no ellos. Pero Jesús invirtió su punto de vista y les dijo “No, no son ellos, son ustedes los dichosos, los privilegiados” en cambio para sus enemigos solo les queda el “ay”.

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