Mateo 12:46-50, Marcos 3:31-35, Lucas 8:19-21
¿Con qué propósito fueron a buscar a Jesús su madre y sus hermanos? Si no lo recuerdan, lean Marcos 3:21.
Ellos pensaban que Jesús se había vuelto loco, y querían atraparlo y llevarlo por la fuerza a su casa. “Cuando lo oyeron los suyos, vinieron para prenderle; porque decían: Está fuera de sí.” Nos parece extraño que su propia madre María pensara de este modo, siendo que ella lo concibió por obra del Espíritu Santo y por lo tanto conocía su origen divino. Probablemente estaba asustada por la creciente oposición que estaba teniendo Jesús de las autoridades religiosas y pensaba que se estaba exponiendo demasiado. O tal vez no podía aceptar el cambio que tuvo Jesús. Por 30 años vivió como todos sus conocidos, de la casa al trabajo y del trabajo a la casa, los sábados iba a la sinagoga y vivía normalmente. Pero de pronto todo cambió. Jesús era seguido por grandes multitudes, y ellos querían que él sea el mismo que habían conocido por tantos años. Lo querían allí, tal vez lo necesitaban, en cambio ahora no estaba casi en su casa. La única explicación que se les ocurrió fue “Está fuera de sí”
Evidentemente María no estaba haciendo la voluntad de Dios. Al menos eso fue lo que Jesús dio a entender cuando se negó a ir con su madre y sus hermanos y dijo: “¿Quién es mi madre y mis hermanos? Y mirando a los que estaban sentados alrededor de él, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos. Porque todo aquel que hace la voluntad de Dios, ése es mi hermano, y mi hermana y mi madre.” De esta manera Jesús define sus lealtades y quienes forman su verdadera familia. Muchos han perdido sus vidas y su futuro porque en el momento de escoger entre obedecer a Dios y permanecer con su familia, eligieron su familia. Jesús eligió obedecer a Dios.
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