septiembre 20, 2010

Devocional del 20 de Septiembre


Lucas 7:36-50, 8:1-3

La Mujer de este Pasaje era una mujer de mala vida.Prostituta o de una muy mala fama.

El alabastro es una piedra parecida al mármol traslúcido, generalmente de color blanco mantecoso. En la época bíblica se usó el alabastro para la construcción de columnas de templos, recipientes, esculturas, etc. El frasco en el cual se guardaban los perfumes no tenía asas. W. Barclay dice que esta mujer “llevaba alrededor de su cuello, como todas las mujeres judías, un pequeño frasco con perfume concentrado; se llamaban “alabastros” y eran muy caros.”

¿Por qué se ha identificado a esta mujer con María hermana de Lazaro?
La confusión se debe a que ambas utilizaron un frasco de alabastro con perfume. La diferencia radica en que aquí Jesús está en Galilea y en la segunda unción está en Judea. Esta mujer ungió los pies de Jesús y María de Betania rompió el frasco y lo derramó sobre su cabeza. Esta mujer era una prostituta y María de Betania no.

¿Por qué otros la han identificado a esta mujer con María Magdalena?
Otro error de la tradición de la iglesia fue identificar a esta mujer con María Magdalena. Si bien es cierto que el Señor había expulsado de su vida a siete demonios, en ninguna parte dice que fuera pecadora. En realidad nadie sabe el nombre de esta mujer, que fue silenciado por Lucas para que llevara más el estigma de “Fulana, la mujer pecadora”

Cuando Jesús preguntó acerca de los dos deudores cuyas deudas han sido perdonadas: “Dí, pues, ¿cuál de ellos le amará más?” Le dio a la palabra “amor” el sentido de agradecimiento. Es como si preguntara “Dime, ¿cuál de los dos estará más agradecido? Por eso, podemos decir, sin temor a equivocarnos, que una forma de expresar amor es demostrar agradecimiento. Las personas ingratas no muestran amor.

Antiguamente cuando un invitado a comer llegaba a una casa, el anfitrión lo recibía poniendo su mano sobre su hombro y le daba el beso de la paz. Esto se hacía siempre con las personas importantes. Después que entraba y se recostaba sobre una almohada frente a la mesa, venían los sirvientes con una palangana y refrescaban sus pies. Debemos recordar que en verano, a causa del calor y los caminos polvorientos, este gesto aliviaba y hacía sentir mejor al huésped. Y por último, se derramaba un poco de agua de rosas sobre la cabeza o algún otro perfume.
Jesús no recibió ninguna de estas atenciones de parte de Simón. Tal vez por descuido o porque no consideraba que Jesús no tenía el mismo nivel que otros rabinos.

Cuándo la gente comenzó a preguntar “¿Quién es éste, que también perdona pecados?” estaba añadiendo un motivo más de asombro sobre quién era realmente Jesús. Jesús no les responde sino que se dirige a la mujer diciéndole: “Tu fe te ha salvado, vé en paz”. A Jesús le importaba mucho más confirmar la salvación de esta mujer que dedicar tiempo para responder a las preguntas de los que lo rodeaban. De Jesús aprendemos la importancia de dedicar más tiempo para atender a los que pasan al frente, para afirmar su fe y su salvación, que saludarnos y conversar entre nosotros.

Lucas 8:1-3

Recibimos de Jesús la inspiración para la evangelización, principalmente la que nos animan a salir afuera del templo, a otras localidades cercanas, a otras provincias y al extranjero para predicar y anunciar el evangelio, porque el mismo Jesús “iba por todas las ciudades y aldeas predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios.” En griego dice “recorría una por una las ciudades y aldeas.” Él nos dio el ejemplo.

La primera característica de estas mujeres fue que todas ellas fueron sanadas por Jesús, sea de enfermedades o de demonios. “que habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades”
La segunda característica que señaló Lucas fue que algunas eran de clase noble. Como Juana, la esposa del administrador de Herodes. Es decir, una persona de muy buena posición social y de gran confianza.
La tercera característica distintiva fue su solvencia. Ellas servían a Jesús de sus posesiones: (uparjónton)
En realidad, ellas cubrían los gastos de toda la comitiva de Jesús, incluyéndolas a ellas y los doce apóstoles, mientras recorrían las ciudades y aldeas anunciando y evangelizando. Lucas fue el único que mencionó que estas mujeres formaban parte del equipo misionero de Jesús, acompañándolo en todas las giras que realizaba.

Muchas Veces Nosotros no seremos los que iremos al campo misionero, pero podemos ser parte importante sirviendo al Señor por medio de nuestras ofrendas.

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