septiembre 11, 2010

Devocional del 11 de Septiembre


Mateo 6:25-34

Afanarse viene de AFAN que significa: “Trabajo excesivo, solícito y congojoso. 2. Anhelo vehemente. (Griego: merimnao “preocuparse, afanarse, tener cuidado”. Significa también “estar dividido”)

Primera pregunta: “¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?” El propósito de esta pregunta es ubicarnos en una verdadera escala de valores. La vida ocupa el primer lugar, los alimentos y la ropa, el segundo y tercer lugar. Al terminar la Segunda Guerra Mundial los sobrevivientes daban gracias solo por estar vivos. No tenían suficiente comida, ni casas, ni ropa, pero estaban vivos.

Segunda pregunta: “¿No valéis mucho más que ellas?” o ¿no valen ustedes mucho más que las aves a quienes el Padre celestial alimenta? El propósito de esta pregunta es ubicarnos en nuestra posición en la creación: Como tenemos más valor para Dios que las aves que él alimenta, nunca nos dejará desamparados. ¿Cuánto valemos? Jesús dice que valemos MUCHO MAS que su creación.

Tercera pregunta: “¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?” En realidad, el texto griego dice literalmente “¿Quién de ustedes preocupándose puede añadir sobre su edad un día de vida?” Porque la palabra (helikía) empleada aquí significa “edad, tiempo de vida, años”. El propósito de esta pregunta es mostrar que nuestra preocupación o ansiedad no modificará nuestro futuro. Así como no podemos quitarnos años de encima por más ansiedad que tengamos, tampoco podemos añadir días a nuestra vida.

Los lirios del campo son las anémonas silvestres de color escarlata brillante y que florecen en la llanura de Genesaret. Se los conoce con el nombre de azucena.
Para Jesús toda la suntuosidad de los vestidos de Salomón era inferior a la belleza de los lirios del campo. Dios había vestido mejor a sus lirios que Salomón a sus criados maestresalas y a sí mismo.

Quiso decir que Dios vestirá mejor a sus discípulos que a los lirios, esos lirios que estaban vestidos mejor que Salomón. Jesús no se está refiriendo a las vestiduras espirituales que el apóstol Pablo haría referencia más adelante, sino a vestiduras hechas de tela de seda, lino, lana o algodón. Tenemos que ampliar nuestra imaginación para entender la magnitud de esta promesa de Jesús: ¿Mejor vestidos que los lirios del campo? ¿mejor vestidos que el rey Salomón? Absolutamente sí. “¿No hará mucho más con vosotros hombres de poca fe?”

Las gentes del mundo (los gentiles) se diferencian de los discípulos de Jesús en que ellos no tienen a Dios como Padre. No tienen quién se preocupe por ellos, por lo tanto deben procurar por sí mismos su sustento y ocuparse permanentemente para poder comer, beber y vestirse. En cambio, nosotros, y todos los que recibieron a Jesucristo como Salvador tienen un Padre: Dios, quien “sabe qué tenéis necesidad de todas estas cosas.”

Jesús estableció un nuevo orden de prioridades para sus discípulos. Las gentes del mundo buscan con afán estas cosas (comer, beber y vestirse) en cambio sus discípulos solamente deben buscar “querer, preguntar, reclamar, pedir, esperar” el reino de Dios. Y si lo hacen, “todas las demás cosas os serán añadidas”. Es como si nuestro Padre celestial nos dijera “si ustedes se ocupan de mis asuntos, yo me ocuparé de sus necesidades”

Porque sería una preocupación inútil. Como se dice por ahí “no debes cruzar el puente antes de llegar al río”. Es como decir “no te adelantes a los acontecimientos”. Jesús quiere enseñarnos a vivir un día a la vez. Por lo tanto, debemos desechar nuestros temores y ansiedades en cuanto al futuro y dejar de preguntarnos ¿qué pasaría si pierdo el trabajo? ¿qué haría si no apruebo mañana el examen? ¿qué pasaría con mi familia si me ocurre algo malo? ¿cómo me sentiría si no puedo cumplir mis metas? ¿y si vuelvo a un vicio que prometí dejar definitivamente? Todos estos temores nos paralizan y nos impiden luchar y triunfar un día a la vez.



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