septiembre 19, 2010

Devocional del 19 de Septiembre


Mateo 11:20-30

RECONVENIR: “reprender” (oneidízein) que significa “reprochar, reprender”

Corazín: Era una ciudad situada cerca del mar de Galilea, donde Jesús hizo muchos milagros y quedaba a unos tres kilómetros de Capernaúm. Actualmente allí solo se encuentran ruinas.
Betsaida: (en arameo significa “lugar de pesca”) Era una población que quedaba al norte del mar de Galilea y en la orilla oriental del Jordán. De allí eran Pedro, Andrés y Felipe. Cerca de allí Jesús multiplicó los panes y los peces. Pero este lugar también desapareció y hasta hoy se discute dónde estaba ubicada realmente Betsaida.
Tiro: (en hebreo significa “roca”) era una ciudad fenicia, sobre una isla rocosa, situada en la costa oriental del Mediterráneo. De allí salieron los que fundaron la ciudad de Cartago, al norte de África. Tiro era una ciudad estratégicamente construida, que solo Alejandro Magno pudo someterla. Cerca de esta ciudad iba Jesús a esconderse y a descansar de las multitudes que le seguían.
Sidón: Era otra ciudad de los fenicios, quienes por esta ciudad fueron llamados “sidonios”. Estaba ubicada al norte de la ciudad de Tiro.

Es evidente, que de la misma manera que Jesús esperaba un cambio individual, también espera un cambio de toda una comunidad. Él realizó tantos milagros allí para que tanto Corazín como Betsaida abrazaran la fe que él les estaba predicando. Tal vez tenemos que recuperar esta visión que tenía Jesús, la visión de toda una ciudad salvada por la predicación del evangelio.

Capernaúm fue levantada hasta el cielo, porque el cielo había llegado a esa ciudad. Allí vivía Jesús, y desde allí se proyectó hacia todo el país. Esta ciudad recibió el más grande honor de todos los honores: fue el lugar de residencia de quien sería el Rey del universo, Rey de reyes y Señor de señores, y ellos no le dieron importancia.

Se llamaba Hades al lugar de los muertos o morada de los muertos. Esta palabra fue traducida en la Vulgata al latín por infernus. En el Antiguo Testamento se llamaba Sheol. Mas adelante, veremos que el Hades era un lugar de dolor y sufrimiento intenso donde van a parar los malos, mientras que los demás irán al paraíso. En Lucas 16:23-24 se nos relata que un hombre que no tuvo misericordia, y a causa de esto, después de morir fue al Hades, donde estaba “atormentado en esta llama”. Capernaúm bajaría al Hades, y fue eso lo que ocurrió, porque hasta el día de hoy los arqueólogos están tratando de saber dónde exactamente quedaba esta ciudad. No quedó nada de ella.

Jesús se llenó de gozo en el Espíritu Santo al descubrir que Dios su Padre cambió los canales de comunicación. En lugar de revelar sus secretos a los sabios como lo hizo con el rey Salomón y entendidos como el profeta Daniel, ahora Dios comenzó a utilizar a los niños. Por supuesto, no se refería a los niños propiamente dichos, sino a la gente simple, a la gente sencilla que componía el grupo de sus discípulos y que creían como creen los niños. Y esto es así, porque “volviéndose a sus discípulos, les dijo: “Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis; porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y de oír lo que oís, y no lo oyeron”

Nadie podrá jamás conocer a Dios si no es por medio de Jesucristo. En este punto Jesús fue muy claro cuando dijo “Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quien es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo quiere revelar” Para llegar a Dios el único camino es Jesucristo. Solo por su intermedio lo podremos conocer.

Los tres pasos para encontrar alivio y descanso son:
1. Ir a Jesús. “venid a mí” dijo Jesús.
2. Seguir sus instrucciones y obedecer sus mandamientos “llevad mi yugo”
3. Aprender a aceptar la voluntad de Dios del mismo Jesús. “aprended de mi que soy manso y humilde de corazón”

YUGO: Instrumento de madera empleado para unir un par de bueyes al arado o caballos a la lanza de la carreta. Según la Ley, los animales que habían llevado yugo no eran válidos para el sacrificio (Números 19:2; Deut. 21:3) Para los rabinos, “llevar el yugo” era cumplir con todas las prescripciones que imponía la Ley”. Las características del yugo de Jesús eran dos: Su yugo era (1) “fácil (suave, soportable, bueno) y (2) liviana su carga”

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