septiembre 06, 2010

Devocional del 6 de Septiembre


Mateo 5:33-42

Jurar significa “Afirmar o negar una cosa, poniendo por testigo a Dios, o en sí mismo o en sus criaturas.” Antiguamente muchos juramentos incluían una fórmula de maldición. Por ejemplo: “Si no cumplo mi juramento que Dios me castigue con....” Los romanos antiguamente juraban con una piedra en la mano, indicando que si no era verdad lo que decía o no cumplía su palabra, sería arrojado como esa piedra.
Perjurar es “jurar en falso// Jurar mucho o por vicio, o por añadir fuerza al juramento.”

No debemos jurar en ninguna manera, en primer lugar porque Jesús lo dijo y punto. En segundo lugar, porque se requiere un juramento donde es costumbre mentir. Si decimos siempre la verdad el juramento está de más. En tercer lugar, no debemos jurar sobre lo que haremos o no haremos porque el futuro no está bajo nuestro control. En cuarto lugar, no debemos jurar porque “del mal procede”. O como traduce la Nueva Biblia Española: “Cuando digan sí sea un sí, y cuando no un no; lo que pasa de ahí es cosa del Malo.” El Malo es el diablo y según Jesús es “padre de mentira”.

Al menos tenemos dos razones para la no-violencia.
Primera: No debemos reaccionar con violencia porque la violencia engendra más violencia.
Segunda: El evangelio es el evangelio de la paz y aquellos que lo llevan deben identificarse con él. El precio de la paz es doloroso e incluye soportar un trato injusto.
Jesús presentó cuatro ejemplos de cómo debemos reaccionar ante los que nos ofenden:

1. Ofrecerse para un segundo golpe. “Al que te hiera en una mejilla, vuélvele también la otra”. Antiguamente cuando se golpeaba con la palma de la mano sobre la mejilla de otra persona, ese hecho se consideraba una gran ofensa. Jesús nos enseñó a recibir ofensas haciéndonos aun más vulnerables. “Ofrecer la mejilla” significaba dejarse basurear.

2. Evitar a toda costa el pleito. “el que quiera ponerte a pleito, y quitarte una túnica”. La túnica era la ropa más íntima con la que se cubría el cuerpo. Quitar a alguien la túnica era una provocación abierta para comenzar una pelea. Jesús desactiva el conflicto diciendo que uno para evitar el pleito debe entregar algo de más valor aun: la capa.

3. Hacer más de lo que se nos obliga hacer. “a cualquiera que te obligue llevar una carga por una milla, ve con él dos.” Aquí se trata de llevar una carga por la fuerza y bajo amenaza. Es una situación vergonzosa e injusta que muchos no toleraban y en consecuencia se generaban peleas, corridas, golpes y amenazas. Jesús nos dijo que debemos hacer el doble de los que se nos obliga: “ve con él dos millas”

4. Desactivar la agresión con la entrega de lo que se nos pide. En este caso, el que pide es el malo, que pide con malas intenciones y para no devolver. “Al que te pida, dale, y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses”

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